miércoles, setiembre 15, 2010

Escuché a un tercero parafrasear las palabras de tu boca, me supo dulce y a la vez amargo.. qué será!
me comentó que tú te interesabas en lo q en mi cabeza se enmarañaba, pero no entendías.. no sabías comprender!
y es que en camisa de once baras me siento apretada porque me involucro mentalmente en nada o tal vez en todo.
Ahí está aquel, dilucidando sus temores, iluminando su día lejos de mi oscuridad. Lo cual, es noble y loable.
Las palabras de la tercera no quise creer porque no quiero querer la creencia de que hay alguien suficientemente desquiciado como para pensar que en mí hay algo más, algo bueno, algo que rescatar. Y no porque no lo sea, NO! si no porque no estoy en calidad de exhibición, no ando vendiéndo mis cualidades a cada triste incauto. En la vida voy recia y dura, cual corazón de yerro que no quiere más latir.
Pero pareces ser fuego que quema este corazón de metal, que lo pone al rojo vivo para poderlo forjar.
He declinado al drama, me he despojado de los engreimientos para poderte ofrecer mi ser. Para no rendirme al egoísmo. Pero veo mi alrededor y me doy cuenta que tú no estás en esta carrera, esta batalla es una que libro en mi mente y que tú no eres parte de ella.
Una vez más, la sed me involucró en este espejismo en el desierto de mi corazón.

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